Estos cambios de tarifas entrarán en el mercado con su publicación en el Boletín Oficial del Estado. Malboro se reducirá en 15 céntimos, Chesterfield en 20, y L&M en 10 céntimos.
Se explica que este cambio es una reacción de carácter competitivo, políticamente, para conseguir defender su cuota de mercado, dijo el director de Asuntos Corporativos, Hernán Irigoyen, de la filial española del grupo tabaquero.
Este cambio se produjo una semana después de que Altadis decidiera bajar sus principales marcas para proteger su competitividad ante el agresivo movimiento de precios. Esto propició a que BAT se sumara a esta lucha y arrastrara con él a JTI.
Pese a todo esto, los estanqueros se consideran las víctimas y se manifiestan mediante un profundo malestar y preocupación por estas fluctuaciones del mercado.
Elena Salgado afirma que el Gobierno no tiene intención de aumentar los impuestos sobre el tabaco.
2ª PARTE:
La guerra del tabaco fuerza al Gobierno a revisar su fiscalidad. Las tabaqueras preveen el fin de la batalla comercial ante la falta de margen para seguir bajando tarifas.
En el Ministerio de Economía se ha descubierto una caída de los precios de los cigarillos de entre 10 y 45 céntimos por cajetilla, afectando principalmente a Hacienda, ya que de cada 10 céntimos, 8 son recaudados por ellos.
Las pérdidas anuales de la caída de la recaudación podrían superar los mil millones. Elena Salgado rechaza que pueda producirse un cambio en la fiscalidad del tabaco, pero algunas fuentes informan de que se podría ver alterado en los Presupuestos de 2012.
De momento parecen haber alcanzado una tregua con una pequeña reducción de precios en algunas marcas. El margen para seguir bajando los precios ya ha acabado, reconoce Juan José Mazo, director de Asuntos Corporativos de BAT en España.
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